viernes, 6 de enero de 2012

GONZALO ROJAS Y SU ANTOLOGÍA DE AIRE

Por Liliana Gastelbondo


“asumo la poesía como conducta en cuanto siempre quise, más que escribir vivir como poeta”

Gonzalo Rojas



Roberto Matta.


El nombre de Gonzalo Rojas junto a Nicanor Parra reclaman un sitio privilegiado en la tradición poética de Chile porque ambos conforman: “los dos pilares que tras Neruda, la Mistral, Huidobro y De Rokha sostienen todos el edificio de la poesía chilena”[1]
La figura de Rojas se forma como una voz singular; considerado como poeta surrealista y expresionista.
Su filiación o búsqueda surrealista se inició al vincularse con el grupo Mandrágora, del que también formaban parte: Teofilo Cid y Braulio Arenas.
Mandrágora, pretendió ser la proyección genuina del surrealismo al propender por la integración de la palabra y la acción, sin embargo la afiliación de Rojas con este grupo duró poco.
La búsqueda por unir palabra y acción la encontró en las minas de Atacama al ser alfabetizador de mineros, esta experiencia para Gonzalo Rojas fue fundamental al encontrar el verdadero surrealismo:”del oxigeno libérrimo del planeta loco que ha sido siempre nuestro Chile, en el contacto directo con sus cosas”

Por otro lado en cuanto al estilo de Gonzalo Rojas, éste está enmarcado por la concentración de polaridades, como el casticismo-neologismo/ monólogo-diario, fraternidad-alejamiento. “Lo cual nombra las antinomias y aporías de la lírica actual”[2]

De la misma manera es importante destacar algunos recursos  poéticos utilizados por el poeta Rojas: la alternancia de versos de muy diversos metros por lo que su  poesía es llamada “una sintaxis liberada. De los herederos de la vanguardia”[3]
Su poesía se revierte sobre lo sensorial, la facultad de convergencia apela a todas las funciones del lenguaje sin dejar ninguna aparte: expresiva, apelativa poética y metalingüística.
Dentro de la temática de su poética se pueden encontrar 3 móviles: la creación poética misma como modo de reflexión y meditación o de metapoética; impulso erótico como antesala del éxtasis religioso y a su vez como tormento y desesperación; presencia de lo cotidiano y por último el sentido de la muerte.
Estas temáticas en algunos poemas resulta difíciles separarlas porque “aluden simultáneamente a asuntos eróticos entremezclados con reflexiones metapoéticas o testimonios críticos o elegiacos”[4]

El tema del erotismo dentro de su poética busca una mística corporal para encontrar la unidad de la más secreta fusión erótica: “Al propio tiempo este mismo Eros constituye un aliento de tú y de yo en comunión” [5]
Esta visión del erotismo se conjuga con la visión amor-pasión de Andre Bretón, donde el enajenamiento erótico es la clave que conduce a lo maravilloso.

La marcada relación surrealista la sustenta el maestro Rojas al afirmar:”Sí y surrealista en cuanto a que postulo la libertad y el amor como ejes de fundamento en esto de ver al mundo”[6]



[1] Artículo de Marcelo Codblou, Gonzalo Rojas, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica México. No. 328, abril de 1998. pág. 100.
[2] Llanos, Eduardo,  sobre la poesía de Gonzalo Rojas. Revista Ulrika No. 20, pag. 13.
[3] Prológo de Eduardo Millán a la Antología de aire. Ed. Tierra Firme, Santiago de Chile, 1991. pag. 11.
[4] Llanos, Eduardo sobre la poesía de Gonzalo Rojas, Revista Ulrika No. 20, pag. 15.
[5] Ibidem pag. 14.
[6] Gaceta Fondo de Cultura Económica pag. 10

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