lunes, 11 de junio de 2012

CICLO DE LLUVIA



Miríada instantáneas gotas de lluvia aterrizando en una corriente
Que sin quiebro hacia abajo se ha deslizado y sigue
Desde que este paraje familiar un día fue mi casa,
Cada una al aterrizar destella el fulgor del sol y se desvanece
Y otra, otra, y otra viene a mi encuentro,
Ángel tras ángel tras ángel, su punto danzante
Siempre aquí y ahora,
La misma brillante innumerable compañía que llega
De nuevo el presente absolviendo siempre del fluir del tiempo.
Anciana sé ahora
¡Cuántas, cuántas, cuántas epifanías de luz!


Kathleen Jessie Raine



Balthus








CICLO DE LLUVIA




Posada en el cruce de caminos
                                                      

   Despierto
                  si estoy despierto hay alegría
                en ningún lugar existe tristeza
tomo tres copas de vino y miro afuera
         en la posada del cruce de caminos
    se lo oí decir al camino bajo la lluvia

Ko Un
Versión de Joung Kwon Tae  - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005

Mina Loy

Mina Loy

miércoles, 30 de mayo de 2012

CICLO DE LLUVIA

Chagall

La lluvia



Para G.

“Viste cómo llueve? Llovió casi toda la noche
y a cada cierto tiempo yo te hablaba, estuvieras donde estuvieras,
aunque fuera en el extremo más inalcanzable
de la tierra. Cuando llueve así, toda la noche, te decía
pareciera que el mundo fuera a desprenderse de su eje,
pero la sorpresa más inmensa es que el vendaval termina
y todo permanece como estaba, apenas un poco de desorden
que lentamente se transforma en armonía.
Desde niños, vivimos sobreviviendo a catástrofes como esa,
a los efectos de lo que tendría que haber pasado y no pasó:
que la casa se inunde y nuestras cosas se pierdan
arrastradas por la marea sucia, entre piedras y palos
y restos de animales, un desperdicio más de lo que hasta entonces
ha sido nuestra historia, los objetos
que confirman que somos seres físicos y no un soplo
filtrándose desde afuera de esa vida brutal de la materia
que no se detiene jamás para incluirnos. Soñaste alguna vez,
cuando llega la violencia del aguacero,
con que el río se salga de su cauce para siempre y nos empuje,
soñaste con la noche en que el rayo finalmente nos alcance,
descalzos bajo la luz, como esperando saber algo
que sólo el impacto de una fuerza sobre el cuerpo
podría revelarnos? Pero el rayo no cae, no cayó
y al día siguiente todo sigue a salvo en el mismo lugar.
Ese es el mayor desastre que conozco: haber estado al borde,
una noche, de que nos fuera concedida una verdad
extraordinaria, y al amanecer darnos cuenta
de que somos los mismos y no sabemos nada
que no supiéramos ya.”

Claudia Massin  La plenitud (2010)

CICLO DE LLUVIA


Una sombra para cada uno

AULLAR CON todos las canciones que
tarareamos en privado. Gritar hasta
perder la voz (y los oídos). Olvidar por
un momento la rutina, el dolor al páncreas,
los menudos rencores del estómago.
Para esa noche anunciaron lluvia. Hubo
fuegos de artificio y luces de colores. Una
pantalla gigantesca ampliaba las arrugas,
los tonos más agudos, las sucias letras
escritas cuando apenas sabíamos leer.
Y allí estaban. Regalándole al público
la ilusión de ser eternamente jóvenes,
iguales a nosotros. Hay que reconocerlo.
Es loco y divertido: cantas, pero nadie
te escucha; bailas, pero nadie te mira.
El pasado tiene una sombra para cada
uno. Vuelve con las rodillas sucias,
el recuerdo de un amor imposible, la
primera trasgresión que es la verdadera
y la última. Para esa noche anunciaron
lluvia, y efectivamente llovió. Pero sólo
después de que rodaron las piedras.

Eduardo Chirinos 

lunes, 14 de mayo de 2012

CICLO DE LLUVIA


Mapa del nuevo mundo
I 
Archipiélagos
Al final de esta oración comenzará la lluvia.
Al filo de la lluvia partirá un navío.

El navío perderá de vista las islas poco a poco;
se tornará bruma la certeza de los puertos 
en una raza entera. 

La guerra de diez años ha terminado.
El cabello de Helena es una nube gris. 
Troya, un blanco foso de ceniza
al lado del mar que salpica. 

La llovizna se tensa como las cuerdas de un arpa.
Un hombre de nublados ojos recibe la lluvia
y entona el primer verso de la Odisea. 

Derek Walcott

CICLO DE LLUVIA


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Jose Ulises Gonzalez Silva

Nubes

Yo fui a buscar mi tricota de lana y el cabrito me siguió
el gris
no desconfía como el grande
es todavía demasiado pequeño

También ella era demasiado pequeña
pero algo ya en ella se manifestaba tan viejo como el mundo
Ya
conocía cosas atroces
por ejemplo
que hay que desconfiar
Y ella miraba al cabrito y el cabrito la miraba
y entonces le venían ganas de llorar
Es como yo
decía
un poco triste y un poco alegre 
Y después la iluminó una gran sonrisa 
y la lluvia comenzó a caer 

Jacques Prévert De "La pluie et le beau temps"
Versión de Aldo Pellegrini

domingo, 15 de abril de 2012

CICLO DE LLUVIA

Leopoldo Richter



En una noche

En una noche que nadie conoce,
sustancia de niebla, humedad y lluvia,
en un lugar casi sin nombre,
tan ignoto, pequeño y alejado,

vi la locura de sufrir y amar,
lo transido de afán y de finales,
lo teatral de todos lados, 
lo que Dios nunca apoya de las manos
que te acarician cálidas y sucias,
que quieren retenerte, mas no saben
cómo hay que retener al otro,

en qué mallas hay que zurcir que no se rasguen -
ay esta niebla, estos fríos,
esta ruina de todo lo que dura,
de todo enlace y de toda fe,
de todo apoyo y toda intimidad, 
ay Dios -¡los dioses! ¡Humedad y espanto!
Gottfried Benn
Versión de Eustaquio Barjau

CICLO DE LLUVIA

Espejo sin habitante

Las palabras cayeron sobre la noche
 pero las horas corrieron igual en el reloj.
 Un perro ladraba en la oscuridad/
y la lluvia continuaba cayendo
sobre los techos de la ciudad.

Desde hace mucho
el tiempo doblaba la apuesta.
Solo los recuerdos permanecen intactos
royendo la oscura corteza del pasado.

¿Qué ha quedado de todo?
Unas monedas viejas,
algunas fotografías desteñidas,
la letra de una triste canción.

 Todo lo demás será un espejo sin habitante
 todo lo demás morirá en el olvido.

José María Preler. 

viernes, 6 de abril de 2012

CICLO DE LLUVIA

GABÁN

Soy una alforja
de lluvias.

Mi corazón regó en las primaveras
sementeras de espacio;
por ello mi cabeza
es una gorra remendada y parda
(genialidad)
o, un gabán roído,
pues he amado.

El pienso de mis días
desparramé en las sendas;
rompí todas las tejas
de los pesebres
humanos.

De mal en peor
tildaron mi locura;
merma mi audacia,
enflaquecen mis manos dadivosas
como las mulas viejas.

¡El gabán de mi ser se va pudriendo!


Jacobo Fijman.
Paola Vergottini


lunes, 26 de marzo de 2012

CICLO DE LLUVIA

LLUVIA

Y un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto
que plantaba sus líquidas varillas al trasluz,
o en pajonales de agua se espesaba revuelto,
descerrajando al paso su pródigo arcabuz.
Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces,
descolgó del tejado sonoro caracol;
y luego, allá a lo lejos, se desnudó en los sauces,
transparente y dorada bajo un rayo de sol.

Leopoldo Lugones.

CICLO DE LLUVIA

Soy un discurrir de arena que resbala...
Hundertwasser
soy un discurrir de arena que resbala
entre la duna y los guijarros
la lluvia del verano llueve sobre mi vida
sobre mí vida mía que me persigue y huye
y tendrá fin el día del comienzo

caro instante te veo
en el retroceder de este telón de bruma
donde ya no deberé pisar estos largos umbrales movedizos
y viviré lo mismo que una puerta
que se abre y se vuelve a cerrar

Samuel Beckett versión de Jenaro Talens

domingo, 18 de marzo de 2012

CICLO DE LLUVIA

CICATRIZ II
(Fragmento)


El tiempo, para nosotros, es una línea recta,
en la que colgamos nuestras narrativas.
Para el paisaje, sin embargo, todo es un circular
De estación en estación, la cola de la serpiente en la boca de la serpiente,
No hay línea para una historia lineal.
En su vasta rueda, en su rotar sin fin,
no hay vidas que cuenten, ni una.

Difícil imaginar que nadie cuenta,
que sólo la vida perdura.
Al contrario de las estaciones, nuestras camisas no mudan,
Lo que sea que veamos no nos ve,
no importa cuán fijamente miremos,
La lluvia en sus aretes plateados contra los troncos de roble,
La lluvia en su segunda piel.

Apiádate de la gente, Señor, apiádate de sus idas y retornos,
Apiádate de sus suntuosas trincheras
contra la oscuridad.
Muéstrales la forma en que funciona la tierra.
Muéstrales su tamiz, las secuelas y el intermedio.
Los días húmedos son su propia recompensa de momento,
el intervalo de la basura y el destello del guijarro.

(De: Charles Wright, Scar Tissue. FSG 2007. Traducción de G. A. Chaves.)
Vincent Van Gogh
 

domingo, 26 de febrero de 2012

CICLO DE LLUVIA

Todos los siglos de la lluvia

Sentían espanto por la puesta del sol
se alimentaban de animales horrendos
padecían las nevadas, la lava, las tormentas
tenían únicamente cuevas y brujos y tiranos.

Hoy escucho la lluvia que suena en la ventana
susurrando las sílabas siderales de la horda
como interrogaciones resurrectas.

Emocionado, me arrebujo en tu respiración,
paso la lengua por tu piel dormida
y mientras oigo lentamente la llovizna del mundo
saludo con misericordia a aquellos ancestrales hermanos.

Félix Grande

Franz Marc (Jinete azul)

domingo, 12 de febrero de 2012

CICLO DE LLUVIA

Niños jugando en el otoño', de Su Han Chen. Dinastía Song 




CICLO DE LLUVIA

Fugitiva

Traes destellos de lluvia en los cabellos
Brillantes que te cubren la frente;
Tienes húmedos los ojos, los labios mojados
Y gélidas y rígidas las mejillas del
Frío. ¿Por qué has estado ausente tanto tiempo?
¿Por qué no has venido a mí hasta las
Tantas de la noche, tras caminar durante horas
Contra viento y lluvia? Quítate el vestido
y las medias, siéntate en este sillón profundo
Junto al fuego. Te voy a calentar los
Pies en mis manos. Te voy a calentar senos y
Muslos a besos. Ojalá pudiese encender
Un fuego en tu interior que nunca se extinguiese.
Ojalá pudiera estar seguro de que llevas
Bien dentro un imán que siempre te traerá a casa.

Kenneth Rexroth

Versión de Carlos Manzano

sábado, 28 de enero de 2012

CICLO DE LLUVIA

Mark Rotkho


La luna se oculta...
la luna se oculta en 
sus cabellos. 
El 
lirio 
del cielo 
colmado de sueños, 
se desploma. 

cubre su brevedad en el canto 
encierra en redes pájaros desmayados 
por margaritas y crepúsculos 
La ahonda. 

Declama 
sobre su 
cuerpo 
de la lluvia 

esparcido murmullo.


e.e. Cummings
Versión de Alfonso Canal


CICLO DE LLUVIA

Gota de lluvia
Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.
Toda la noche estaba en esa humedad sombría
que de repente
iluminó la luna.


José Emilio Pacheco.
Gerardo Cantú 
Después de la lluvia




miércoles, 25 de enero de 2012

CICLO DE LLUVIA

Piedra negra sobre una piedra blanca 

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...


César Vallejo.

domingo, 22 de enero de 2012

CICLO DE LLUVIA



Henri Cartier Bresson

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda...

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...

Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...

No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...



Fernando Pessoa

Versión de Ángel Crespo

viernes, 20 de enero de 2012

CICLO DE LLUVIA

SE BUSCA UN PARAGUAS

Aún no logro viajar hasta los sueños de un gato.
Ni dormir en el centro de un huracán.

Esto es un tratado sobre ratas.
Por la izquierda ahuyento al roedor del insomnio.
Por la derecha oculto la huella de un recuerdo.

Si las ratas cierran un ojo, escribo.
Si lo abren, se llevan lo que callo.

Hay vírgenes rojas que habitan la ratonera del vacío.
Discursos metódicos que a nadie hacen feliz.

Amanece en la boca la sed que amanece en la mirada.

La palabra se moja como un paraguas
bajo un diluvio de abrazos perdidos.

La muy sola palabra se dice a solas
entre los solos de noviembre.

Yady María Henao.



René Magritte

jueves, 19 de enero de 2012

HÉROES

HÉROES


                                                                                       Ni  toda  la oscuridad del
                                                                                      mundo puede apagar la  
                                                                                     llama de una vela

                                                                                    San Francisco de Asís


En este territorio, caminamos
para conocer gente que brilla con luz propia
y sólo se brindan  como frutas y resplandecen:
 se acostumbraron a ser luz .

Luego conocemos personas que confunden
los frutos luminosos de las anteriores
con armas letales
 y hacen callar
al cumplir con su designio mortal.
No dan cobijo, sólo sombras son.

 Nosotros, los  observadores
procuramos  recibir y no dar
aunque saboreamos;
 los jugos incandescentes otorgados.
No brindamos, ni obsequiamos
para evitar ser malinterpretados
 o  acusados de  refulgentes.

Así seguimos tras la sombra de seres luminosos
notamos como a pesar de los disparos
 su incandescencia continúa y marcha
encegueciéndonos con su  resplandor.

Liliana Gastelbondo

miércoles, 18 de enero de 2012

CICLO DE LLUVIA

La lluvia cae en el polvo igual que el poema...
La lluvia cae en el polvo igual que en el poema
de Li Po. En el sur
los días tienen ojos grandes
y redondos; en el sur el trigo ondula,

sus crines danzan en el viento,
son la bandera
descamisada de mi embarcación;

en el sur la tierra huele a lino blanco,
a pan en la mesa,
el fulvo ardor de luz invade el agua,
cayendo sobre el polvo, leve, encendida.

Igual que en el poema
(Eugenio de Andrade)
Versión de Aníbal Núñez

miércoles, 11 de enero de 2012

MUESTRA POÉTICA DE EDUARDO CHIRINOS Y JUAN FELIPE ROBLEDO

Compilación: Liliana Gastelbondo Bernal[1]




EDUARDO CHIRINOS



This World is half the devil´s and my own
DYLAN THOMAS

¿Y qué harás con tu castillo y tus torres, Eduardo, Eduardo?
Balada tradicional escocesa

Te has arrodillado desnudo en la losa
y has observado largamente tu propia mierda, Eduardo, Eduardo,
luego de tres días sin comer has vaciado tu cuerpo
y lo has visto como a un manso animal descansando al borde de la carretera.
Estás desnudo, Eduardo, Eduardo, has acariciado torpemente la bola de 
      cristal y nada has visto,
apenas un fragor de caballos quebrando la pista,
apenas tus huesos podridos flotando en el mar.
Estás solo, Eduardo, Eduardo,
ahora es el momento de cerrar los ojos y rascar con la uña la vana superficie
      del espejo, ahora es el momento
de romper medallas y escupir los retratos de la B. de Portinari.
Tus genitales señalan al sur, Eduardo, Eduardo,
la flecha impostora desvía bandadas de pájaros que equivocan el camino
y juntas las palmas de las manos hasta procurar el fuego;
así es el mundo, Eduardo, Eduardo,
el mundo que hace del amor un grito inescuchable,
el mundo que hace del amor una ventana rota.
La mitad del mundo es tuya y la otra del demonio, Eduardo, Eduardo,
mas la otra es una malla de cobre donde cuelgan las palabras
vacías como cajas de cartón en espera de ser utilizadas.
Has plagiado un verso, Eduardo, Eduardo,
te has inclinado ante tu propia mierda a desclavar estacas y volverlas a clavar,
te has observado inútilmente en el espejo
hasta saber que ahora es el momento de decir unas palabras.
No sea que despierte el manso animal que descansa al borde de la carretera
y lo atropellen.
Del libro Archivo de huellas digitales (1984)
Sermón sobre la muerte

Poor Ophelia,
All tose ghosts he never saw
Floating to doom
On an iron candle.
JIM MORRISON , Ode to L.A.

Luego del torbellino de polvo.
Luego del ciclo inacabado de la rosa,
luego del sueño que has soñado en una misma posición,
las flechas han errado en el blanco.

En los muros de una iglesia la palabra vida está borrada con estiércol.
En la ciudad se amontonan los cadáveres, las ratas
corren por el empedrado y disputan su presa con los perros.

Árboles que no dan sombra,
que no darán sombra jamás.
Conozco esas visiones,
el licor, algunas plantas, la fértil imaginación.

Cuántas cosas nos acechan cuando nos ronda la muerte.

Una mujer es arrastrada por el río,
florecillas enredan sus cabellos y sus manos
reposan enlazadas en el pecho. Sólo duerme,
ni una  mosca es atraída por la débil luz de este candil, ningún libro
distrae el corazón de una pena tan grande.

Hoy ha muerto alguien muy querido y ella está a  mi lado.
Ofelia es su nombre y sólo duerme
bajo la débil luz de este candil.

Del libro Rituales del conocimiento y del sueño (1986-1987)

Paul Klee

JUAN FELIPE ROBLEDO


Entre tanto
Va desgastándose el poema, su médula se seca y no sabe muy bien dónde lo
llevará este mediodía,
en los aleros zurean las palomas, parecen hacerlo por obligación,
los osos están muy lejos, y la miel no resbala de sus zarpas,
y cómo es la azarosa gratitud entonces una fortuna que nos va salvando
del hastío,
pues los corazones laten a pesar de los dolores que los han agobiado,
el día se encumbra y no podemos divisar las nubes al otro lado,
el sol brilla por momentos,
la alegría se oculta, se hace pequeña,
los legionarios atraviesan el desierto y ningún nombre los salva,
entendemos que es mejor orar, apenas como quien se da cuenta,
dejar brillar una palabra allá, en el último recinto,
y esperar su caricia torpe, su cercano dejarse estar,
oscuridad reducida la del pájaro que canta aunque no lo oigamos,
Y nos lleva un paso más allá, en medio del bosque que nuestro deseo aguardo.


A Juan David Correa

Empezaban las hojas a caer o no caían en absoluto,
y los corazones deseaban empezar de nuevo su labor,
una terca y cerrada dádiva buscaban,
la que no se da en los salones, la silenciosa.

Y era el tiempo una bola de papel,
una cansada manera de decir que estamos vivos
estábamos presos de la voz que decía: “¡Levántate!”.
Nuestras manos descansaban en el aire.

Es lenta la búsqueda y confusa y oscura,
la piedra filosofal no va a aparecer.
Los deseos se marchitan en este patio de naranjos.
A veces hay rostros que salvan la pesquisa, amados rostros de un minuto.

Las nubes bendicen a los tardos, a los que callan.
Es el día una lenta manera de decir: “Te quiero”
hay tinta que mancha los codos y el cielo se aleja, se aleja.
Conocemos lo fundamental en un callejón donde oímos un susurro:
“La lluvia cae y no conoce tu nombre, cae la lluvia que antes del tiempo
Te acaricio”.


[1] Artículo publicado en la revista Encuadre número 4  de 2007. Bogotá.

sábado, 7 de enero de 2012

ROSARIO CASTELLANOS

 “Ahora la palabra anda de boca en boca de mano en mano como una moneda que sirve para cambiar ideas, para trocar opiniones, para comprar voluntades. Pero lo mismo que pasa con las monedas, que a fuerza de uso se desgastan y pierden la nitidez del perfil que les da valor, las palabras van tornándose equívocas, multívocas. Manoseadas, escupidas. Tienen que someterse a un baño de pureza para recuperar su pristinidad. Y esa pristinidad consiste en la exactitud. La palabra es la flecha que da en su ‘su blanco’ sustituirla por otra es traicionar a la cosa que aspiraba a ser representada plena y fielmente, con nitidez, con precisión y no a que se le esbozaran a grandes rasgos confusos, con la brocha gorda del pintor de burlas”



(Castellanos, Rosario. Mujer que sabe latín. Fondo de Cultura Económica. México. 1995:174).

ESPERANZA

Esta esperanza que come
panes desesperados

Juan Gelman
Séraphine de Senlis


Por vivir en el paraíso
hago mis últimas apuestas
por un buen sueldo
para tener seguros moldes donde poner mis pasos.

Por un medicamento siquiátrico –sin creer en ello-
que regule las medidas precisas de mis angustias.
Por una hora de sudor  que estrangule toda lágrima.
Con un aullido pido al mundo
que sea mi casa o mi palabra.

Liliana Gastelbondo del libro Vaso de tinta

NO HAY SUITE

No responde nadie
los hombres se han cansado de construir jaulas
por eso moran en la locura.
Ya no llaman a los horarios ni a las horas, ni a sus semejantes,
ni a sus mascotas: jornadas, ocupaciones, socios o prisioneros.

¿Quién dormirá a tu lado?
Si el señor del blues está taladrando su canto oscuro
la señora alegría no ha parado de bailar rock and roll
y el gato de la esquina ronronea un ritmo perdido.
Los demás convidados tienen sus narices y codos puestos
sobre el mostrador de la fantasía y navegan ebrios.

No hay sobre quién escribir
pero sí sobre quien hacer comparaciones o desmembrar.
Pero no hay sobre quién escribir en el grito de las voces que  simplemente están.

Sólo espera
no hay voces, acordes; llamados; visitas ni sobre quien escribir
no responde nadie,
sin embargo todos llaman.
No mientas
simplemente no hay suite.

Liliana Gastelbondo del libro Vaso de tinta




DESPEDIDA

Cuánto tiempo esperaré
sentada carcomiéndome por dentro
cuánto tiempo durará de esta forma
mi despedida.

Cuánto o cuántos futuros
rayos o relámpagos aparecerán en mi vida.
Para desinfectar
la espuma de alcohol
que aún no se consume.

Liliana Gastelbondo del libro Vaso de tinta

LA MORAL

El hombre que viene a visitarme
ya conoce las miserias de lo humano
es un náufrago, esperando el consuelo.

Aprendió de las desgastadas iglesias
y de los  fragmentos de justicia
así como del salto de las ranas
y el llanto de las madres solas.

Conoció la flor marchita
que no espera renacer
aprendió al navegar y murió al vivir.

Liliana Gastelbondo del libro Vaso de tinta

Y TE AMÉ…

Mis deudos estarán felices
al recordar aquella noche
en que lamí las aceras
por el frío, el hambre o el desagrado.
Tal vez por todo junto.

Al hacerlo
se derritieron mis pasos
entre gritos marcados por tu sombra.

Esa noche pagué mis deudas si alguna vez
se podrían cobrar o pagar…
y te amé como una puta rabiosa.

Liliana Gastelbondo del libro Vaso de tinta
Darío Jiménez

HE FALLADO

HE FALLADO en gastar corpiños de metal en flores de papel
en resumir lo inconmensurable
en presumir del olvido.

He articulado palabras nada más en mi mundo baldío
he sembrado piel de heno sobre libros escritos ayer y hoy.
Se piensa en el amor, se piensa en tinta.

Se piensa sobre la alfombra en la cuál reposan momentos de placer o de dolor.
Todo se conjuga en este semblante blanco que hoy viene a preguntarte
sobre tu falso y esquelético caminar o vivir.

He fallado vuelvo y respondo o respondemos
sobre el millón de cabezas que apoyan
su andar en el regazo eterno de la Esfinge.

Liliana Gastelbondo del libro Vaso de tinta.

VIOLENTA Y VIVA

Para que tus ojos vuelvan a mí
y te acuerdes de las memorias
sin escribir sólo pensadas.

Para que tus ojos estallen de risa
al contar cada una de mis faltas
y tonterías.

Para que tus ojos sean aliados de
tus manos y toquen con furia
este pedazo de alma, corazón y cuerpo.

Para que tus ojos, me hablen de lo humano
o de ese sabor silencioso
que tiene lo divino.

Por todo esto…
espero con los brazos abiertos
 los ojos cerrados por el viento que me acaricie
de una manera violenta y viva.

Liliana Gastelbondo del libro Vaso de tinta

viernes, 6 de enero de 2012

GONZALO ROJAS Y SU ANTOLOGÍA DE AIRE

Por Liliana Gastelbondo


“asumo la poesía como conducta en cuanto siempre quise, más que escribir vivir como poeta”

Gonzalo Rojas



Roberto Matta.


El nombre de Gonzalo Rojas junto a Nicanor Parra reclaman un sitio privilegiado en la tradición poética de Chile porque ambos conforman: “los dos pilares que tras Neruda, la Mistral, Huidobro y De Rokha sostienen todos el edificio de la poesía chilena”[1]
La figura de Rojas se forma como una voz singular; considerado como poeta surrealista y expresionista.
Su filiación o búsqueda surrealista se inició al vincularse con el grupo Mandrágora, del que también formaban parte: Teofilo Cid y Braulio Arenas.
Mandrágora, pretendió ser la proyección genuina del surrealismo al propender por la integración de la palabra y la acción, sin embargo la afiliación de Rojas con este grupo duró poco.
La búsqueda por unir palabra y acción la encontró en las minas de Atacama al ser alfabetizador de mineros, esta experiencia para Gonzalo Rojas fue fundamental al encontrar el verdadero surrealismo:”del oxigeno libérrimo del planeta loco que ha sido siempre nuestro Chile, en el contacto directo con sus cosas”

Por otro lado en cuanto al estilo de Gonzalo Rojas, éste está enmarcado por la concentración de polaridades, como el casticismo-neologismo/ monólogo-diario, fraternidad-alejamiento. “Lo cual nombra las antinomias y aporías de la lírica actual”[2]

De la misma manera es importante destacar algunos recursos  poéticos utilizados por el poeta Rojas: la alternancia de versos de muy diversos metros por lo que su  poesía es llamada “una sintaxis liberada. De los herederos de la vanguardia”[3]
Su poesía se revierte sobre lo sensorial, la facultad de convergencia apela a todas las funciones del lenguaje sin dejar ninguna aparte: expresiva, apelativa poética y metalingüística.
Dentro de la temática de su poética se pueden encontrar 3 móviles: la creación poética misma como modo de reflexión y meditación o de metapoética; impulso erótico como antesala del éxtasis religioso y a su vez como tormento y desesperación; presencia de lo cotidiano y por último el sentido de la muerte.
Estas temáticas en algunos poemas resulta difíciles separarlas porque “aluden simultáneamente a asuntos eróticos entremezclados con reflexiones metapoéticas o testimonios críticos o elegiacos”[4]

El tema del erotismo dentro de su poética busca una mística corporal para encontrar la unidad de la más secreta fusión erótica: “Al propio tiempo este mismo Eros constituye un aliento de tú y de yo en comunión” [5]
Esta visión del erotismo se conjuga con la visión amor-pasión de Andre Bretón, donde el enajenamiento erótico es la clave que conduce a lo maravilloso.

La marcada relación surrealista la sustenta el maestro Rojas al afirmar:”Sí y surrealista en cuanto a que postulo la libertad y el amor como ejes de fundamento en esto de ver al mundo”[6]



[1] Artículo de Marcelo Codblou, Gonzalo Rojas, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica México. No. 328, abril de 1998. pág. 100.
[2] Llanos, Eduardo,  sobre la poesía de Gonzalo Rojas. Revista Ulrika No. 20, pag. 13.
[3] Prológo de Eduardo Millán a la Antología de aire. Ed. Tierra Firme, Santiago de Chile, 1991. pag. 11.
[4] Llanos, Eduardo sobre la poesía de Gonzalo Rojas, Revista Ulrika No. 20, pag. 15.
[5] Ibidem pag. 14.
[6] Gaceta Fondo de Cultura Económica pag. 10